Complicado
- Jesse Villalba
- 4 nov 2014
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 7 mar 2021

Así es, los síntomas que usted presenta son muy similares a los de un infarto, pero no es un infarto, deje de pensar eso. ¿Cuál es realmente el problema? –¿A qué se refiere, Doctor?– A que usted trae una angustia muy grande, o un miedo, o algún problema que no ha logrado exteriorizar. ¿Es un problema de amores, acaso? –Podría ser. Son muchas cosas. No es solamente eso.– ¿Y qué espera? –¿Qué espero para qué?– Pues para hablar con ella. Si usted sigue pensando en ella, para bien o para mal, es porque usted no ha cerrado del todo ese círculo. ¿Aún le ama? –No lo creo– Entonces no entiendo por qué agacha la cabeza cuando lo dice. Además, ese aire de tristeza en el tono de su voz. –Es… complicado.– Todo es tan complicado como usted quiera que lo sea. Si usted tiene algo que decir, dígalo. Si usted tiene algún miedo, enfréntelo. Si usted tiene ganas de gritar, grite. Deje de acumular sentimientos en el pecho y libérelos que es por eso que siente que no puede respirar. No quiero tener que prescribirle antidepresivos por tres meses, luego por seis y finalmente por el resto de su vida. –Son demasiados problemas, demasiados miedos. El amor es algo secundario ahora y no estoy deprimido por eso.– Eso solo usted lo sabe y yo ya no voy a ahondar en ese tema. Solo puedo decirle una cosa: usted no es la única persona que tiene problemas. Deje ya de hacerse el mártir que eso no lo va a ayudar en nada. A partir de hoy quiero que haga tres cosas: termine su tratamiento, llore cuando tenga ganas de llorar y no acumule problemas: resuelva solo lo que esté en sus manos resolver y lo que no, déjelo pasar, que de una u otra forma la vida siempre se encarga de ponerlo todo en el lugar que le corresponde... Lo veo en una semana. Continuará…
コメント