Me siento bien
- Jesse Villalba
- 9 nov 2014
- 2 Min. de lectura

Hoy es un día muy distinto a los demás. Me levanté temprano y muy animado pues dormí muy bien comparando las últimas dos noches en las que la ansiedad se apoderó de mí y me obligaba a levantarme a las tres de la mañana, desesperado y sin poder respirar, con ganas de arrancarme un brazo y de salir corriendo hacia no sé dónde buscando no sé qué. Hace calor -¡ah como odio el calor!-, pero aun así me siento muy bien, no sé si por el medicamento que me recetaron para dormir -que por fin está surtiendo efecto- o porque finalmente estoy bajando la guardia y poco a poco voy adoptando una nueva actitud para enfrentar mis problemas. No es fácil, definitivamente no lo es, pero ya me resultaba demasiado abrumador cargar con tantos miedos sobre cosas que jamás han ocurrido y que probablemente jamás ocurrirán. Lo demás lo tengo que ir resolviendo en su momento -eso lo sé ahora-, pero estúpidamente me fui dejando llevar hasta perder el control. Estaba seguro que todo fluía exactamente como lo tenía previsto tomando en cuenta que siempre he sido obsesivo y exageradamente controlador… Finalmente algo tenía que reventar. Hay rutinas que ya dejaron de existir y a las cuales estuve agarrado tan dolorosamente fuerte que cuando desaparecieron se fueron con ellas mi seguridad y la certeza de que el futuro era algo palpable. Hoy necesito reír y también llorar -tal vez primero una cosa y después la otra-, sacar eso que me aún me cosquillea en el pecho y que no me deja concentrarme del todo en lo que verdaderamente importa. Tengo que hacer nuevos planes. Quiero ir al cine, quiero leer más, quiero viajar, quiero caminar descalzo en la playa y abrazar más a mi familia. Quiero hacer todo lo que nunca hice porque “no tenía tiempo” o porque “estaba cansado”. Quiero disfrutar más la vida y todo lo que ésta tiene para ofrecerme. Hoy me siento muy bien y no sé por cuánto tiempo estaré así -espero que mucho-, pero me he prometido a mí mismo disfrutar más el hoy y dejar para mañana todos los problemas que no puedo resolver. No sería justo desaprovechar este día en lamentaciones absurdas pensando que todo se va a ir a la mierda cuando lo único realmente seguro es que, sea como sea, no soy yo quien tiene el control de todo… ni la responsabilidad... ni la culpa.
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